lunes, 6 de agosto de 2012

Consejos culinarios para afrontar el Apocalipsis. Introducción

Una noche, el maravilloso escritor Fernando Arrabal pronunció estas sabias palabras: "Hablamos del Mileniarismo, cojones ya..." ¿Os acordáis?



Bien, Arrabal no suele equivocarse... Pero a veces le falla la puntería, como a todo santo cristo. "El Mileniarismo va a llegaaar..." afirmó con acento sibilino aquella noche ante la mirada entre atónita y lasciva de un Sánchez Dragó que parecía no dar crédito al hecho de que su ilustre, ilustrado y lustroso espacio televisivo estuviese albergando tan esperpéntico episodio... Sí; un tipo cultísimo, completamente borracho, pronosticaba la inminencia de algo mucho más peligroso que el mismísimo Fin de los Tiempos: El Mileniarismo. ¿?

En fin. Cada quien es cada cual, ¿no? Yo, por ejemplo, creo firmemente en los mayas y en sus predicciones, todos lo sabéis. A pies juntillas, incluso cuando estoy completamente sobrio. Sin embargo, aquel calamitoso error de cálculo perpetrado por la sabiduría bohemia (y algo grandilocuente, todo sea dicho) de un genio como Fernando Arrabal me llevó a ponderar seriamente la posibilidad de que también mis deidades mesoamericanas pudieran haber errado el blanco en su día. Ya sé que es poco probable que los mayas cometieran semejante atrocidad pero, como siempre digo, "la probabilidad no equivale a la certeza"... 


En efecto, cabe la posibilidad de que los entrañables mayas desconociesen la verdadera envergadura de los parámetros que configuraban aquel vector cuyo módulo les condujo a sospechar que el Fin del Mundo se desencadenaría a principios del siglo XXI. Quién sabe... Pero, en cualquier caso, incluso considerando fidedignas esas novedosas teorías según las cuales la profecía de marras no es sino una "típica broma maya", existe algo que no ofrece ninguna duda: quizá el Fin del Mundo no comience hoy, ni mañana; tal vez ni siquiera suceda en el año que vivimos...; pero el Apocalipsis va a llegar, amiguitos, y conviene ir haciendo los preparativos pertinentes.


Capítulo I: Almacenamiento de líquidos

El primer capítulo de la serie estará dedicado al agua. Aprenderemos a construir colosales aljibes subterráneos y estudiaremos con rigor científico las diferentes cantidades de líquido que los seres humanos y sus mascotas necesitan ingerir  diariamente en función de  factores tales como la edad, peso, nivel de azúcar en sangre y vigor sexual. Esto último, aunque parezca una tontería, es un asunto de gran relevancia, teniendo en cuenta que el Apocalipsis puede resultar tedioso en las zonas del planeta donde la lluvia de ranas se prolongue en el tiempo más allá de lo razonable.



Capítulo II: Latas de conserva


De todos es conocida la función apotropaica de una simple lata de sardinas en tiempos de crisis y/o catarsis. Bien, las latas serán nuestros mejores aliados cuando se desate la vorágine. Os enseñaré a calcular con el tacto la verdadera fecha de caducidad de tales adminículos, y hablaremos largo y tendido acerca de las propiedades deletéreas de los recipientes que los contienen, muchos de ellos receptáculos manufacturados por diversas mafias farmacéuticas con el fin de dar salida a sus excedentes de algodón, gasas, agua oxigenada y mercromina transparente.


Capítulo III: Nuestras propias conservas

Aprenderemos en este episodio algunas técnicas de conservación de alimentos: Escabeche, Salazón, Ahumado, Salmuera, Encurtido... Una sola lección y estaréis plenamente capacitados para envasar adecuadamente cientos de productos, evitando exponerlos al crecimiento desordenado de hongos, levaduras y arrapiezos diversos, todo ello preservando los valores nutricionales y las propiedades organolépticas de nuestros futuros banquetes. 


Capítulo IV: Recetas Apocalípticas

Finalmente, crearemos entre todos un extenso y variado recetario apocalíptico, combinando de manera osada todo tipo de elementos de longevidad contrastada: Moluscos, frutos secos, pescado azul, verduras... Os sorprenderá vuestra propia creatividad gastronómica, tenedlo por seguro. Tanto es así que daremos por clausurado el "Máster" proponiendo diferentes modos de amueblar y decorar nuestro propio búnker de cara a esas románticas veladas que nos esperan en el epicentro de los cataclismos... Ya sabéis: Puede que se acabe el mundo, pero no permitiremos que el Apocalipsis eche a perder una buena cena.

Hasta pronto.

Fotografías: Antonio del Olmo, Walter J. Pilsak, Tamorlan & cavex.


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